El cepillado


El cepillado es una práctica muy efectiva para mantener la vitalidad del cabello, pues lo protege del desgaste al que se ve sometido diariamente por causa del estrés, la polución, la fatiga, la alimentación desbalanceada y la utilización de productos muy fuertes que le restan brillo.
Es importante cepillar el cabello, tanto en las mañanas, para lubricarlo con la grasa segregada por la raíz y activar la circulación del cuero cabelludo, como en las noches, para eliminar el polvo y los residuos de lacas y geles.
A la hora de escoger un cepillo, prefiera el de cerdas de seda u otras fibras naturales, redondeadas en la punta y montadas sobre base de caucho. En cuanto a tipos de cepillos, el mercado europeo los ofrece con pelos de jabalí, perfectos para cabellos frágiles y delgados, o con cerdas de madera, especiales para cabellos rebeldes.
Reserve los cepillos de cerdas artificiales para ordenar el cabello mientras utiliza el secador y haga a un lado los utensilios metálicos, pues pueden actuar desfavorablemente sobre su cabello.
Es muy importante mantener limpios los cepillos; de lo contrario pueden convertirse en un campo generador de microbios. Para evitar esto, lávelos una vez por semana en agua jabonosa, enjuáguelos perfectamente y séquelos.
Le aconsejamos tener dos cepillos diferentes, uno para peinarse y otro a manera de “limpiador”, que actuará como rastrillo, frotando y sacando las impurezas y restos de cabello que podrían afectar su salud.

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